6 Reglas Básicas Para Cocinar Pasta Como Todo Un Maestro Italiano

Si eres de aquellos que pone aceite en el agua de cocción para que la pasta no se pegue, o la enjuagas con agua fría luego de quitarla del fuego, este post es para ti.

Alrededor de la pasta, el platillo italiano por excelencia, existen algunos mitos que muchas veces ocasionan que el resultado final sea todo menos el que realmente deseas. Hoy destruiremos algunos de esos mitos con 6 reglas básicas para cocinar pasta como todo un maestro italiano.

 

#1 El agua

Las proporciones son muy importantes en la cocina, tanto así que los cocineros italianos siguen esta sencilla ecuación:

N X 10 = Cantidad de agua necesaria para la cocción

En ella, “N” es la cantidad en gramos de pasta fresca o seca que vas a cocinar. Ello lo multiplicas por 10 y obtienes la cantidad (en ml) de agua que necesitas para cocerla. Ejemplo, si cocinas 250 gramos de pasta:

250 X 10 = 2.500 ml de agua

La pasta necesita mucha agua para que se hidrate perfectamente, de lo contrario tendrás almidón en exceso y la pasta se pegará.

 

#2 El aceite

Esto te lo enseñaron en la primaria: el agua y el aceite no se mezclan. Por ello, el aceite en realidad no ejerce ningún efecto a nivel químico o físico que impida que la pasta se pegue. Ahorra aceite y no lo agregues en el agua de la cocción.

 

#3 La sal

La proporción ideal de sal es de 1 gramo por cada litro de agua, que debe agregarse justo después de que rompa el primer hervor. Si se agrega antes de eso, la ebullición se verá retrasada. Usa la sal que tengas en casa (de grano, fina, etc.)

 

#4 La pasta

La pasta se agrega sólo en el momento en que el agua comienza a hervir, justo después de añadir la sal. Sólo necesitas removerla una vez, ya que las burbujas del hervor generan el suficiente movimiento para que no se pegue.

Para la pasta seca, el tiempo de cocción máximo es entre 14 y 16 minutos, mientras que para la pasta fresca artesanal se requieren de 3 a 6 minutos como máximo.

 

#5 La salsa

La salsa ya debe estar lista en una sartén amplia, y a fuego lento. Una vez se escurra la pasta, sin añadirle agua fría, se vuelca sobre la salsa. Y es que en este punto la pasta tiene una cantidad suficiente de almidón como para absorber fácilmente la salsa.

Luego se agrega sólo un poco de agua caliente de la cocción, para que la salsa no espese y los sabores queden completamente ligados.

 

#6 El queso

Fría o caliente, la corona de la pasta siempre es el exquisito queso duro, que se añade una vez la pasta ya haya absorbido algo de la salsa. Lo ideal es rallarlo sobre la pasta, justo en el momento en que se emplata, o llevarlo a la mesa para que cada comensal se sirva a su gusto.

El queso duro por excelencia para acompañar una pasta es el tradicional queso Parmesano, pero es una recomendación general que puede ser reemplazada por un queso de la región que sea tu preferido.

 

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