La Mejor Receta De New York Cheesecake Que He Preparado

El New York Cheesecake es un clásico de la repostería que se encuentra en muchas versiones, tipos de elaboración y combinaciones. La tarta de queso americana es una preparación que si bien no tiene mucho misterio, necesita de una preparación que siga correctamente y al detalle cada paso para conseguir una textura cremosa, sabrosa, lisa y sin una sola grieta.

Esta tarta de queso es de una untuosidad y suavidad que realmente te harán querer repetir. Su precioso relleno blanco es realzado por la cobertura de arándanos salvajes, lo que genera una mezcla de ácido y dulce en cada bocado que te dejará en el éxtasis.

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Por supuesto, para esta receta puedes usar la mermelada del sabor que más te apetezca: las mermeladas de frambuesa, naranja, cereza y melocotón son buenas opciones, pero también puedes disfrutar de un New York Cheesecake al desnudo, sin ninguna mermelada. Al natural también resulta delicioso.

Si sigues paso a paso esta receta, lograrás un cheesecake suave, ideal para después de una comida, que bajará bien y te sentará excelente al paladar.

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En la web puedes encontrar diversos tips para conseguir el mejor cheesecake, y pueden servirte de complemento para tu cocina. Pero para esta receta en particular, nos hemos preocupado de incluir todos los detalles de la preparación para que nada quede fuera y tengas todos los tips que necesites para lograr un plato delicioso.

Vamos con la receta.

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Ingredientes para la base de galleta

  • 200 gramos de galletas Speculoos
  • 80 gramos de mantequilla

Además, para ésto necesitarás un molde redondo de unos 18 centímetros.

Preparación de la base de galleta

Precalentamos nuestro horno a 170° C con el calor arriba y abajo. Cubrimos la base de nuestro molde usando papel de hornear, intentando que no queden arrugas. Engrasamos los laterales y el papel del horno de la base del molde que ocuparemos usando spray desmoldante o mantequilla. Lo reservamos.

Picamos las galletas Speculoos hasta que no haya grumos grandes. Derretimos los 80 gramos de mantequilla usando el microondas (20 segundos deberían ser suficientes, pero puedes ponerla unos 10 o 20 segundos más si hace falta). Incorporamos la matequilla derretida a las galletas picadas y mezclamos bien.

Ponemos la mezcla dentro de nuestro molde y la extendemos y aplanamos ayudándonos con el revés de una cuchara grande. Horneamos por 10 minutos y dejamos reposar a temperatura ambiente para que se enfríe, mientras elaboramos el cheesecake.

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Ingredientes para relleno del cheesecake

  • 600 gramos de queso crema tipo philadelphia
  • 160 gramos de Crème Fraîche o crema fresca
  • 2 Huevos L enteros
  • 3 Yemas de huevo L
  • 75 gramos de Mantequilla
  • 230 gramos de Azúcar
  • 1/4 cucharadita de Vainilla en pasta
  • 38 gramos de Maicena
  • Ralladura de 1/2 limón

Aconsejamos usar la pala de nuestra amasadora o robot durante toda la preparación y nunca las varillas, pues éstas aportan demasiado aire a nuestro cheesecake, lo que provoca que durante el horneado aparezcan grietas sobre éste. Si sólo tienes batidora de varillas, utiliza una espátula de mano para mezclar los ingredientes, siempre realizando movimientos suaves y envolventes.

La velocidad ideal de mezcla durante toda la preparación del relleno es la mínima de nuestro robot (si tiene 9 posiciones, por ejemplo, escogemos la 1 o la 2 como máximo). Todo ésto es para prevenir que se formen burbujas de aire en su interior y, como señalamos, se produzcan grietas en su superficie durante el horneado.

Preparación del relleno del cheesecake

Ponemos la mantequilla a temperatura ambiente y cortada en finas rodajas para que adquiera esa textura pomada, que no es de mantequilla derretida sino justo en ese punto en que si la presionas suave con tu dedo, queda la huella totalmente marcada y ligeramente hundida.

Rallamos el limón y lo reservamos.

Juntamos el queso philadelphia, la crème fraîche y la mantequilla pomada en un bol y lo mezclamos todo muy suavemente. Recuerda quitarle el suero blanquecino a la crème fraîche y al queso philadelphia, que siempre suele estar en el fondo del atrro junto con los lácteos.

Agregamos el azúcar y seguimos mezclando hasta que se integre perfecto con el queso philadelphia, la mantequilla y la crème fraîche. Luego añadimos los huevos: primero los 2 huevos enteros, uno a uno, y después las yemas de huevo (que aportarán cremosidad a nuestra tarta), también de una a una y asegurándonos que se integren por completo. Batimos hasta asegurarnos de que nuestra mezcla no tiene grumos y es completamente homogénea.

Añadimos la vainilla y la ralladura de limón que habíamos reservado, y batimos. Por último, incorporamos la maicena y batimos suavemente. Luego, reservamos unos minutos mientras nos preocupamos de preparar todo para el horneado.

Necesitamos agua muy caliente para el horneado a Baño María que haremos. Además, debemos tener protección para el cheesecake y una bandeja o fuente donde poder colocar el agua y hacer la cocción dentro del horno.

El horneado a Baño María permite que la tarta de queso mantenga toda su cremosidad y untuosidad, tanto en su interior como en las capas externas, sin crear costras crujientes. Además, reparte la cocción de forma uniforme y evita que el centro de nuestro cheesecake suba demasiado o incluso se nos hunda.

Antes de poner nuestra mezcla en el molde, necesitamos prepararlo todo para el Baño María. Para ésto, cubrimos por completo la parte exterior de nuestro molde (tanto la base como los laterales) usando 3 capas de papel aluminio que estén bien unidas entre ellas. De esta forma, el agua no entrará y el cheesecake no se estropeará durante el horneado.

Volvemos a engrasar los laterales interiores de nuestro molde con mantequilla o spray desmoldante, y vertemos la masa dentro del molde con la galleta previamente horneada.

Ponemos agua en una cacerola y calentamos a fuego alto. Justo antes de que alcance el punto de hervor, retiramos del fuego y la vertemos sobre la bandeja.

Colocamos el molde protegido con papel aluminio en el centro de la bandeja o fuente llena de agua, y metemos al horno por 40 minutos a 170° C con calor arriba y abajo, sin ventilador. Transcurrido ese tiempo, bajamos la temperatura del horno a 150° C y horneamos 45 minutos más.

En ningún momento debemos abrir la puerta del horno, ni siquiera entre la primera y la segunda parte del horneado, pues ésto provocaría un cambio de temperatura que afectaría la cocción y podría provocar la aparición de grietas.

Paramos el horno, abrimos la puerta ligeramente y dejamos reposar unos 20 minutos dentro para que no haya un brusco cambio de temperatura que haga que nuestro cheesecake se hunda o se agriete. Luego, pasamos encima de una rejilla a temperatura ambiente y retiramos el molde de la fuente con agua. Tambié le sacamos la protección de papel aluminio y metemos en la nevera por al menos 6 horas (idealmente durante toda la noche), aún dentro del molde.

Desmoldamos y servimos con mermelada de arándanos salvajes por encima (o la mermelada que desees) ¡y listo!

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[Via]

 

 

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