Hace ya 100 años los científicos descubrieron que el color de la yema de un huevo está determinada por su contenido de cartinoides. Estos son antioxidantes que ayudan a producir la vitamina A y ayudan a fortalecer nuestros huesos. Debido a esto, cuanto más intenso es el color de la yema, más propiedades beneficiosas tiene para el ser humano.
El color de la yema depende de la alimentación de las gallinas. Si no es variada y se basa solo en granos, la yema será de un color amarillo pálido. Si la dieta de las gallinas, incluye maíz, plantas e insectos, el color será más anaranjado. Los granjeros y las fábricas grandes tienen una escala especial que incluye 15 tonos de amarillo y naranja para poder determinar la calidad del producto.
Es mejor consumir huevos con yemas de color naranjo intenso porque tienen más sustancias buenas para nuestro organismo.
En ocasiones, las yemas menos anaranjadas corresponden a un fenómeno temporal. En invierno el color es menos intenso porque la dieta de las gallinas es más monótona. Sin embargo, en la mayoría de casos, las yemas pálidas indican baja calidad y agotamiento de aves. Los huevos con estas yemas no te proporcionarán todos los nutrientes que necesitas.
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